El sueño de pintar a una dama by Nuria Rivera

El sueño de pintar a una dama by Nuria Rivera

autor:Nuria Rivera [Rivera, Nuria]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-10-13T00:00:00+00:00


* * *

Sebastian se sentía como un colegial, había pasado la noche soñando con Violet y había sido un sueño muy ardiente y apasionado, se había levantado como si tuviera una mujer al lado y estuviera a punto de tomarla.

A aquellas horas, en vez de estar en su estudio realizando bocetos de los proyectos que tenía en mente, se encontraba como un dandi, paseando arriba y abajo frente la Casa Montagu, la antigua mansión que acogía el museo y sus colecciones. Había decidido pasarse por allí y hacerse el encontradizo con Violet y su hija.

No tuvo que esperar demasiado, había calculado que ellas ya habrían visitado el museo y no se equivocó. Violet, con Maggie de la mano y dos doncellas, salía del lugar conversando animadamente. Se acercó hasta ellas.

—Señor Trevelyan, qué casualidad encontrarlo por aquí —advirtió Violet.

—Tenía que hacer unas gestiones e iba a tomar un coche —mintió él, descarado. Luego saludó a la niña—. Buenos días, señorita Margaret.

La pequeña lo miró con una sonrisa en la cara. No habían vuelto a verse desde el día en el parque, pero le constaba que su madre le había dicho que se conocían desde hacía mucho tiempo.

—Señor Trevelyan, no había ningún cuadro suyo en el museo —dijo la niña.

—¿Seguro? —preguntó en broma, pero con el semblante muy serio. Violet y las otras mujeres sonrieron.

—Sí, aunque solo hemos visto unas piedras muy viejas y una con varios lenguajes.

—Ah, ¿ha visto la piedra de Rosetta? Pero ¿le ha gustado el museo?

—Sí, vendremos otro día, a ver más cosas. Ahora nos vamos a casa, viene mi hermano.

—¿Su hermano? —La pregunta fue más para Violet que para Maggie; la doncella, que reconoció como la niñera, llamó la atención de Maggie y la tomó de la mano, dejándolos hablar con más intimidad.

Violet le explicó, a la vez que reanudaba el paso y caminaban uno al lado del otro detrás de la niña y las doncellas, que había recibido una nota del barón a primera hora.

—No he querido cambiar los planes y estar a la espera, pero lord Pattison, me ha anunciado que nos haría una visita y, conociéndolo, se presentará antes del té. —No le pareció que le agradaba la visita, pero lo que le extrañó fue su pregunta—. ¿Sabe si está su padre desocupado?

—¿Mi padre?

—Se ofreció a ayudarme con unos asuntos legales y me gustaría que estuviera presente cuando llegue Oswald.

—¿Tiene algún problema con él? —preguntó con confianza.

Ella lo miró y luego a Maggie, la niña iba delante, distraída, ella bajó la voz.

—No me siento cómoda. No es que haya ocurrido nada especial, pero su esposa…

Violet le explicó de un modo muy resumido el cotilleo lanzado por la esposa de su hijastro, y que su propia familia había acallado, y el asunto del negocio. Por eso se había reunido con su padre y su abuelo, ellos la habían asesorado.

—Creo que tiene la fuerza necesaria para dirigir su propio negocio, mi padre puede ayudarla, entiende mucho de asuntos legales, y mi primo Christopher también. Solo necesita creer en usted.



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